Date: Thu, 12 Aug 2010 09:14:30 +0000 From: alfredo garcia Subject: La mama, el chico y el papa La mama, el chico y el papa; una historia de amor incestuosa. La mama estaba preocupada con su chico. Este pasaba demasiadas horas ante el ordenador, y como es natural, ella quería saber que lugares frecuentaba su querido hijo. Descubrió que cuando ella se acercaba, el chico se ponía nervioso y cerraba rápidamente la pantalla que en aquellos momentos estaba mirando. Pero las mamas tienen mucha paciencia. Así que finalmente hizo un descubrimiento que la dejo profundamente confundida. Aprovechando que el chico había salido, busco en su ordenador el último documento abierto: Babes in the Woods, Volumen I, A lusty, fantasy bedtimes story for daddies and their boys. Sorprendida miro aquellos dibujos increíbles, jovencitos abusados sexualmente por enormes y horribles sátiros en mitad de un bosque encantado. Aquellas horribles imágenes, se describían con todo detalle en el texto adjunto. No podía parar de leer, hasta que se dio cuenta que estaba enormemente excitada, y que en vez de desagradarle, aquellas imágenes y descripciones la volvían loca de lujuria, continuo leyendo mientras se acariciaba el sexo súper lubricado, nada más acabar y aun sentada se masturbo frenética, al tercer orgasmo paró aturdida, completamente desorientada, todo había ocurrido muy deprisa, no sabía lo que le pasaba, ¿porque esa excitación tan terrible?, fue al baño a mojarse la cara, un poco más tranquila intento comprender la situación. A su hijo igual que a ella aquello le gustaba, se debía de haber masturbado como ella ante aquellas imágenes. Era evidente que su querido niño, se identificaba con aquel jovencito de la historia. Lo increíble es que la constatación de este hecho la excitaba todavía más. Por su cabeza pasaron a ráfagas un montón de imágenes, su hijo desnudo y entregado a aquellas bestias, su cuerpo blanco y tierno, sometido a las caricias mas perversas, a los abusos mas brutales, la cara de éxtasis de su niño, su entrega total, de pies apoyada en la puerta del baño se tenso ante un nuevo orgasmo barriendo su cuerpo. Su queridísimo hijo, la carne de su carne, sufriendo todo aquello, era como si todo se lo hiciesen a ella, pero mucho más profundamente. Aquello tenía que acabar, tenía que hablar con su hijo, ¿pero cómo? Como convencerle que aquello era horrible, como borrar de la cabeza del pequeño aquellas terribles y a la vez tan hermosas imágenes, si, si, hermosas, a su pesar, tenía que reconocerlo. Paso un día entero y no fue capaz de decirle nada, además cada vez que miraba a su hijo no podía dejar de imaginarlo, en las situaciones mas deliciosamente perversas de la historia en el bosque encantado, envuelto en los brazos del sátiro, besando su enorme pene, y..., dios mío, y penetrado por aquel monstruoso y a la vez hermoso pene, su chico su adorado pequeño. Por la noche a la hora de darle el último beso, el chico sobre la cama leyendo boca abajo, casi desnudo, un pantaloncito corto, que dejaba al descubierto sus hermosas piernas, y una camisita ligera. Acaricio su pelo, el chico volvió la cara sonriente, al ir a besarle en la mejilla, en un movimiento descoordinado rozo sus labios, la mama, noto como se humedecía su vagina. Bajo una mano rozando la espalda, la forma del hermoso culito, la piel suave de las piernas. Asustada de su atrevimiento, retiro la mano. -Mama acaríciame por favor, me gusta mucho que me lo hagas. Acaricio su pecho, sus pezoncitos erectos,... -¿Mi pequeño, te gusta las caricias de mama? -Si mucho, por favor sigue. -Esto no está bien mi niño. ¿Esto se supone que solo les gusta a los chicos mariquitas, y tú no lo eres, verdad? -No mami, no lo soy, pero acaríciame entre las piernas. La mama envuelve en una mano el pequeño pene erecto, y los prietos testículos. La otra mano acaricia las redondas nalgas, y se insinúa en la rajita. El chico suspira, su cuerpo tiembla. La mama hunde, un dedo en su vagina chorreante, Y con el mismo penetra lentamente al pequeño, El cual gime mientras expulsa su semen sobre la mano de la mama. La cual lame el semen de su mano, y luego mediante la punta de su lengua lo introduce en la boca del chico, el cual chupa con avidez su lengua. Cuando cesan las contracciones del ano del adolescente, la mama extrae su dedo, y con el mismo se procura un orgasmo con movimientos precisos y rápidos. Cuando vuelve la vista hacia el pequeño, este ya se ha dormido. Al día siguiente el padre se fue de viaje para una semana. Madre e hijo se comportaron durante todo el día como si nada hubiera ocurrido. Por la noche después del beso de despedida la mama se retiro rápidamente a su dormitorio. Estaba masturbándose, cuando su hijo apareció silencioso junto a su cama. -Mama puedo acostarme contigo, no me puedo dormir, porque como no esta papa tengo miedo de que algún hombre malo entre en la casa. Sin esperar la respuesta el chico se echo a su lado. -Mama acaríciame como ayer, para que me duerma. -Mi pequeño, tu sabes que eso no está bien, y que puedes acabar convirtiendo en un chico mariquita. -No mama, a mi no me gusta que me lo hagan los hombres, solo me gusta que me lo hagas tu, y tu eres una mujer. -De acuerdo, pero solo un poquito. El chico esta boca arriba, y la mama acaricia sus mejillas, el borde de sus labios, el rincón de su cuello, el pecho, y pellizca por turnos los pezoncitos erectos. El chico gime de placer. -Por abajo mama, entre las piernas. -Te acariciare allí si me prometes, responder a todas las preguntas que te haga. -De acuerdo mama, pero tócame allí abajo. La mano de la mama, baja suave por el vientre adolescente, apenas roza el pequeño pene erecto, para irse a detener en el perineo, la región mas intima masculina. -Dime pequeño, y no tengas miedo a contestarme la verdad, yo no me voy a enfadar, me digas lo que me digas. -¿Tu has leído un cuento de un bosque encantado, donde los sátiros hacen cosas muy feas a los chicos como tú? -Si, pero cuando vi lo que había dentro enseguida lo cerré. -Te dio miedo la cosa grande y dura del sátiro. -Si, pero no entiendo cómo podía haberla metido en el agujerito del chico. -Yo te explicare como, pero dime: -A ti te gustaría acariciar esa cosa grande. -Un poco para ver cómo estaba de dura, solo por curiosidad. Las preguntas y respuestas se sucedían, mientras la mama acariciaba la cara interior de los muslos del pequeño, y sus pequeñas y prietas bolitas. -Ahora un poquito por detrás mamita, como ayer. El chico se da la vuelta. La mama acaricia su culito. -Por el agujerito también. -No porque te are daño. -Con el dedo mojado con la cremita de ayer no me dolerá. La mama coge hunde dos dedos en su vagina, y a continuación los introduce en la boca del chico. Comienza la penetración, mientras el chico no para de gemir, primero un dedo, luego dos. El chico se corre en la mano de la mama. Esta lo prueba con la punta de la lengua, y luego se lo da al chico, el cual lame la mano con fruición. Cuando las contracciones del ano desaparecen, la mama comienza a sacar los dedos. -No mami por favor no los saques. -Si mi chico, porque no quiero que te acostumbres a esto. -Pero mami, es preciso que me vaya acostumbrando, para que la cosa grande pueda algún día entrar. -Pequeño malo, me dijiste que no querías que te lo hiciera un hombre. -Ahora veras. La mama supe excitada monta por detrás al pequeño, su inflamado y lubricado clítoris, se desliza a lo largo de la rajita del chico. Lo folla como si fuera un macho en celo, con una sucesión de fuertes y largas embestidas. La mama se corre tres veces seguidas, y el chico esta vez se vacía sobre las sabanas. Extenuada y sudorosa, la mama cubre completamente al chico, el cual sonríe antes de quedarse completamente dormido. Los días fueron pasando, todas las noches el chico y su mama fueron felices, pero no bastaba, algo faltaba, era el papa, que llegaría el viernes por la noche. Tanto la mama como el chico sentían, intuían, pensaban, que el papa tenía que jugar un papel fundamental en aquella historia. El viernes después de comer la mama interroga al pequeño. -Mi chico, sabes que papa vendrá esta noche, tú quieres que participe en nuestros juegos. -Me da mucho miedo, se va a enfadar mucho. -Seguro que esta noche te va hacer daño mama. -Porque piensas eso mi pequeño. -Porque yo he oído muchas noches como él te hacía daño, y como tu le pedias por favor que parase. -¿Que es lo que te hacia mama? ¿Te hacia la cosa horrible? -Pero pequeño porque piensas eso. -Porque yo oía todo lo que te hacía, y temblaba de miedo en mi camita, pensaba que después de hacerte daño a ti vendría a hacérmelo a mí. -Como puedes pensar eso mi chico, si tú papa es muy bueno. -Porque tu gemías, y decías para ya, para ya, ya, ya, ya. ¿Te hacía mucho daño verdad? -No mi chico, el nunca te hará ningún daño. - Pero yo oía como se acercaba hasta mi cama, notaba el roce de sus zapatillas acercándose. - todo eso son imaginaciones tuyas, el nunca te hubiera hecho daño. - ¿mama tú piensas que papa me quiere? -claro que si mi chico. -¿y a ti también te quiere? -mucho. -y entonces si a ti te lo hacía porque no iba a querer hacérmelo a mí. -pero que dices mi pequeño ¿hacer qué? - Lo que los sátiros hacían a los chicos. -pero mi pequeño tu quieres que papa te lo haga. -no sé, pero es que no entiendo nada. -mira pequeño, a ti te gustaría que papa te haga las cosas que te hecho yo. -no, no, me da mucho miedo, y además el no querrá hacérmelo. -Bueno mira, a ti te gustaría que lo hiciera. -No, no, por nada del mundo. -yo no estoy tan segura, vamos hacer una prueba. La mama se va, y vuelve con un álbum de fotos, hechas con una polaroid, años antes de que el hijo naciera, fotos eróticas, la pareja mostrando la profundidad de su pasión, el pene erecto del papa, en sus situaciones mas gloriosas, al bode de los labios de la mama, labios de su boca, de su sexo, y ofreciéndose insolente al espectador. - Te voy a enseñar unas fotos de papa desnudo, quiero saber si te gustaría que papa te hicieras cosas, Tu cosita esta ahora pequeña y quiero ver como se pone cuando veas las fotos, aunque ya veo que solo con mi anuncio, está aumentando de tamaño. La mama abre el álbum por la primera página, el papa sonriente muestra su espléndido pene erecto. El chico intenta impedir el crecimiento de su cosita, pero esta se extiende como un resorte y a la segunda página, esta erecta y dura como un clavo. -estoy viendo pequeño, que la cosa de papa te gusta, y además te gusta mucho, acércate pequeño, verdad que te gustaría tocarla, que te gustaría besarla. -No, no sé. - vamos a ver, échate en la cama, te voy a tocar un poquito como a ti te gusta, te hare las preguntas muy bajito junto al oído, para que nadie las pueda oír, - Si mama, pero acaríciame un poquito, como tú sabes hacerlo tan bien. - Te gustaría que papa te besase' - Si. - Que te dijera que eres un chico muy guapo. - Si. - Que le gusta mucho tocar tu cuerpo lindo. - Si - Que su sexo se pusiera muy grande y duro, con solo mirar tu cuerpo desnudo - Si - ¿Que te dijera al oído muy bajito, mi putito lindo me quieres hacer feliz? - Si - Que su pene duro y grande resbalara por tu blanco culito. - Si. - Que mas quieres que te hiciera mi chico¿ - Mama eres muy mala, tu sabes muy bien lo que yo quiero que me hiciera - Bien mi chico, tu sabes también que hare todo lo que pueda por hacerte feliz. - Papa te quiere, pero creo que de momento no está preparado, para darte todo lo que tú necesitas. - Yo te voy a ayudar todo lo que pueda. Pero al final tú eres quien tiene que conquistarlo. Solo tu intuición y tu amor tiene las llaves de su corazón. Yo te voy a dar consejos, resultado de todos mis años de experiencia de vida sexual matrimonial, y extra matrimonial. ¿Me entiendes pequeño? - Si mama, dímelo. - Te tienes que insinuar, poco a poco. Dejar que su cabeza acepte lo imposible y a la vez, lo inevitable. Tu debes extender adecuadamente tus redes y el inevitablemente acabara en ellas. - ¿Pero cómo son esas redes mama? - Debes estar muy guapo, con ropa ligera, que el vea tus bonitas piernas, la puntita de tus pezones, tu sonrisa cómplice e invitadora. El debe rendirse a tus encantos. - ¿Qué encantos mama? - No seas tontito, tu lo sabes muy bien, - Te dejare una ropita adecuada, - Esta noche cuando llegue le diré que tú le has echado mucho de menos, que le necesitas, que te preste mucho cariño y atención. -Esta noche después de cenar, tú tienes que sentarte en su regazo, y decirle que le has echado mucho de menos y comportarte como una niña mimosa. -Si él se asusta, no le presiones, yo le convenceré. El papa llego ya de el aeropuerto, su pene tubo un espasmo, a la vista de aquella preciosidad. Es verdad que llevaba una semana sin sexo y se hubiera follado a una mona. Pero que su propio hijo se la levantase de esa manera era demasiado para su mente desconcertada. Después de una copiosa cena aderezada con viagra y otros estimulantes sexuales introducidos en la comida por la mama, el programa de seducción se puso en marcha. El chico semidesnudo en los brazos del papa. La mama que se retira con el pretexto del dolor de cabeza. El pene erecto del papa bajo las nalgas del chiquillo, Las manos que tocan lo que no deben tocar. El papa en el último momento al borde del precipicio, se detiene, se levanta y enfila hacia el lecho nupcial. Ciego de la pasión que el chico ha encendido, quiere vaciarse sobre su hermosa mujer, La cual como todas las mamas responsables tiene otros planes, - Lo primero mi chico, y a ti te conocí en... - El toro enviste directo, el sexo duro, imperioso, primer paso de muleta,.., una caricia un beso, y el toro se va calmando. - Qué te pasa mi amor, sabes que el chico te ha echado mucho de menos. - ¿Has visto que guapo esta? - Te voy a contar algo que no se si entenderás. - El te quiere, te necesita, te necesita aun mas que yo, tus besos, tus caricias, los dos te necesitamos, pero ahora mismo el mas que yo. - Estas un poco borracho, mira aprovechando que se te ha bajado un poco la erección, te voy hacer un test de prueba, veremos cómo te pones después de ver esta imágenes. Entonces se proyecta sobre la pared del dormitorio matrimonial, la imágenes y sonidos de la pasada semanas. El pene del papa se pone tan erecto como después de haber tomado 10 viagras. -Ya veo que tu lo estas deseando tanto como él. Vete, te necesita, se bueno, y hazle feliz. La mama está muy excitada. Intenta imaginarse lo que ha ocurrido, el papa inclinándose sobre el chico, el cual sonriendo feliz le tiende los brazos, un beso, el papa llevando al chico a su dormitorio, ambos ya desnudos sobre la cama, mirándose a los ojos, recreándose en el placer que saben ya tan cercano. A pasado ya media hora, y está loca por saber qué es lo que está ocurriendo, se levanta y sigilosamente al lugar en el que se encuentran los amantes, la puerta está ligeramente entreabierta, lo suficiente para oír los sólidos del amor, pero no para ver la belleza de los cuerpos fundiéndose en las llamas de la pasión. A sus oídos llegan los gemidos agudos del chico, y los graves y casi agónicos del papa. Palabras sueltas, entrecortadas, si, si..., así mi amor, mas,..., mas un poquito más, papa,... te quiero, mi pequeño..., por favor, si, si,..., mas, mas..., de vez en cuando desaparecen las palabras, y vuelven los gemidos de placer, la mama se masturba sin parar. Ahora el silencio, no puede aguantar más y a riesgo de interrumpir a los amantes, abre un poco la puerta, lo suficiente para contemplar la escena más hermosa que el amor pueda ofrecer, el hombre sobre el jovencito, que yace boca abajo, ambos están quietos y tienen los ojos cerrados, ¿estará y el sexo del papa dentro del cuerpo de su pequeño? ¿Se habrá consumado ya la ofrenda del amor? Ahora el hombre se mueve un poco, el chico también, como si estuvieran reajustando su unión, luego lentamente el papa comienza a hacer el amor a su chico. Eso quiere decir que están empezando, que ha llegado a tiempo de contemplar la hermosura de la unión. El cuerpo del hombre sube y baja, en la penumbra de entre los dos cuerpos, se adivina como el duro miembro masculino, entra y sale, entre las hermosas semiesferas, entra y sale, entra y sale,... Ahora vuelven los gemidos, las entrecortadas palabras de amor. El adolescente levanta la cabeza y la vuelve buscando un beso, por un momento, el vaivén de la penetración se detiene, adivino los labios del chico, chupando la lengua dura del papa, y tragando la abundante saliva. Se reanuda el movimiento, cada vez las envestidas son mas fuertes, rápidas y violentas, ahora ambos gritan palabras que no entiendo, los rostros crispados dejan adivinar el desenlace próximo, primero el grito largo y agudo de la garganta de del chico llena toda la casa, grito de la presa ya entregada a su destino final, y luego inmediatamente después, el ronco, grave y potente, de macho victorioso, del predador satisfecho. Ambas se prolongan durante más de un minuto, ahogando el gemido también largo y gozoso, de la orgasmada espectadora. La mama re retira silenciosa, y noche, restaura la paz en los cuerpos y almas de tres seres felices. Por la mañana cuando la mama oye salir a su marido para ir al trabajo, se levanta y se acerca a contemplar el lugar de la batalla. El chico aun duerme sobre la cama desordenada. Sobre la mesilla un bote abierto de crema lubricante, la mama suspira profundamente cerrando los ojos. El chico desnudo y boca abajo. Las sabanas llenas de manchas de semen seco, algunas manchas todavía húmedas, signo de actividad reciente. La cara y el pelo del chico con marcas de lo mismo. Se inclina sobre el hermoso culito, delicadamente are la rajita. El agujerito esta rojo de irritación, y por el gotea el blanco y espeso semen, que sin duda el papa ha depositado hace poco tiempo, justo antes de irse al trabajo. La mama acerca su boca, y la punta de su lengua lame el agujerito. El chico gime como entre sueños, la lengua golosa de la mama se introduce más y mas. Después le monta, y su inflamado clítoris golpea en la puerta del amor. El chico despierta del todo. Se voltea bocarriba, su pequeño pene esta erecto, y sorprendido mira a su mama que le sonríe y le rodea con sus brazos. - ¿Cuéntame pequeño, como fue todo? - Muy bien pero tengo mucho sueño, apenas he dormido nada. - Te hizo mucho daño mi pequeño. - Al principio si, pero luego me dio muchísimo gusto. - Le besaste la cosa grande. - Si y me lo bebí hasta la última gota. - Cuantas veces te lo hizo - No me acuerdo muy bien pero fueron muchas. - Al principio por detrás, luego por delante, mirándonos a los ojos, y besándonos, nos corrimos sin apenas movernos. - ¿Donde has aprendido eso de correrse mi pequeño? - He aprendido eso y muchas otras palabras, como que soy un putito lindo, y a veces me hablaba como si yo fuera una niña, al principio no me gusto, pero luego si. - ¿Solo dos veces? - No, fueron más, también el sentado en el sofá y yo encima. Incluso una vez yo sostenido por sus brazos y por la cosa, y el de pies. No te puedes imaginar las cosas que me decía. - ¿Que te decía? - No te enfades por lo que voy a decirte, pero cuando yo le pregunte si le gustaba más hacerlo conmigo que contigo, y me dijo que conmigo. La mama no para de excitar al pequeño pellizcando sus pezoncitos, y también acariciando sus pequeñas y apretadas bolitas. - Mama por favor sácame el liquidito con tu boca, como me lo hizo anoche papa, me gusta muchísimo. El chico se corre en la boca de la mama, la cual luego deposita parte del preciado licor en la boca adorable del pequeño. -Vamos pequeño te dejare dormir un poco mas mientras preparo un buen desayuno, pues esta noche has tenido un desgaste enorme. - Si mama, pero que pienses que puedo hacer para estar muy guapo, cuando esta noche llegue papa. ¿Qué ropa me pondré? Yo he pensado una cosa pero me da vergüenza decírtelo. - Bueno, duerme pequeño, luego hablaremos. Después de desayunar la mama interroga a su chico. -Dime que ropita quieres y que no te atrevías a decirme. -A mi no me gusta esa ropa, pero creo que a papa le gustara mucho, pues a veces me decía "mi princesita", mi putita linda. -¿Quieres ponerte ropa de niña? - Yo no quiero, pero si a papa le gusta, no me importa. -Bueno pues esta misma mañana iremos a unos grandes almacenes a ver que encontramos. En los grandes almacenes, en la sección de chicas jóvenes, una faldita, un top, al principio la dependienta piensa que es para la mama, y le insinúa que quizás le este la ropa un poco ajustada, luego por un momento se queda mirando al demasiado guapo jovencito, y se caya aturdida. En la sección de lencería pasa algo parecido, braguitas y sujetadores demasiado pequeños, azules y rosas, la dependienta mira al jovencito y este baja la vista avergonzado. Unas sandalias con tacones. Saltos de cama preciosos. La dependienta se anima y con una sonrisita cómplice pregunta, mirando al jovencito: -Es para una luna de miel verdad. -Rojo de vergüenza el chico asiente. -¿El novio es un chico joven o un hombre maduro? Lo digo porque los gustos son distintos. El chico mira a su mama. -Un hombre de mi edad contesta esta. La dependienta cae ahora en la cuenta, el novio probablemente será el papa del chico. La mama quiere dar una oportunidad a la hermosa y sensible dependienta y le dice. -Mire yo tengo que hacer aun algunas compras, mi hijo es más o menos de la estatura de la novia, que le parece, si usted se lo lleva a los probadores y mira a ver qué es lo que mejor le sienta. -de acuerdo señora, este segura que deja a su hijo en muy buenas manos, le contesta sonriente, la hermosa mujer. En el probador el chico no tiene más remedio que desnudarse frente a la desconocida. Esta comienza por las braguitas azules, y aprovecha todas las ocasiones que tiene para rozar sus manos con el cuerpo del chico, la cara interior de las piernas, los pezoncitos, el cuello, la cintura. En contacto con la suave tela de las braguitas el pene del chico se pone duro como un clavo. Buscaremos un sujetador pequeñito para estos dulces capullitos, murmura al oído del chico, la mujer, mientras se los acaricia sin ningún pudor. La puntita del pene ya esta mojando las braguitas, y el chico quiere ocultarlo. No te preocupes pequeño, ya estoy acostumbrada a que esto les pase a chicos guapos como tú. Si al final no quieres las braguitas yo me las llevare para mi casa, para jugar con ellas pensando en ti. El chico se ruboriza aun más si cabe. La mujer, mete las manos debajo de las braguitas, una por delante, y otra por detrás, acariciando pene y culito, el chico gime. - Dime pequeño, el novio es tu papa verdad. - El chico asiente orgulloso. La dependienta mete un dedo en la boca del chiquillo, y con el mismo bien lubricado de saliva intenta penetrarlo, pero no es suficiente, hunde el dedo en su sexo chorreante, se lo da a oler al chico, y ahora si que lo penetra a fondo, de modo que puede jugar con su punto G, su pequeña próstata. Nota que el chico se va acorrer, y se tiene que dar prisa para recoger el licor en su boca. En ese momento entra la mama en el probado, la dependienta se levanta apresuradamente, la mama la abraza con fuerza, y mete la lengua en su boca para probar el rico licor. Ambas miran ahora al chico que sorprendido y excitado por la acción, continua erecto. Cada mujer busca con una mano el sexo goteante de la otra, y se corren como locas mirando al hermoso chico con ropa de niña. Después de comer, ya en la casa, comienzan hacer pruebas con todas las ropitas compradas. También pruebas de maquillajes. Pintura de uñas y todo lo demás. El jovencito en ropa interior femenina, y sandalias de tacón, no necesitaba mucho maquillaje, para presentarse como una autentica preciosidad, capaz de levantar la verga al heterosexual más estricto. De la conversación con la dependienta de lencería, se le ocurrió a la mama una magnífica idea, vestir al jovencito con un traje de novia, y preparar una boda para aquella misma noche. El traje que compraron, no cubría prácticamente nada, solo velaba, ligeramente los contornos, dejando visible la exquisita ropa interior, y el cuerpo feminizado del muchacho. Estaban con estos ensayos cuando el papa se presento en la casa, dos horas antes de lo previsto, por lo visto estaba muy impaciente por volver con su chico. La mama le dijo que había una sorpresa, que fuera a comprar un ramo de flores, un anillo de compromiso, y que encargase una cena para tres, en el mejor catering de la ciudad, vino, licores, champan, todo. Cuando volvió el papa, ya estaba todo preparado para la boda, hasta un altar estaba dispuesto. A pesar de la insistencia del fogoso novio, la mama no le dejo que se acercase a la novia hasta después de la ceremonia. Después de que los del catering prepararan el banquete en el salón y que el papa se vistiera con su traje más elegante, dio comienzo la ceremonia bajo la música, como no, de la marcha nupcial. En esta ceremonia la mama hacia un montón de papeles, primero acerco al altar al novio en el papel de su madre, luego a la novia como padre, Los novios guapísimos se miraban llenos de amor, el pantalón del novio no podía ocultar del todo la erección de su pene, mientras el traje de la novia dejaba completamente visible el erecto pene del chico. -Antonio Junior, a partir de ahora Susana quieres por esposo a tu papa Antonio Sénior... - Si, contesto ruborizándose la bellísima niña-chico. -Antonio Sénior quieres por esposa a tu hija-hijo Susana... -Si, confirmo el emocionado novio. - Yo os declaro marido y mujer, podéis besaros, primero con los labios de vuestras bocas y luego con los labios de vuestros sexos. El miembro enorme del novio, apareció, a través de su bragueta, mientras que para sacar el de la novia la mama hubo que apartar un poco el vaporoso traje de novia, quedando solo en ropa interior y con el largo velo que cubría desde su cabeza hasta el final de la espalda. Después del apasionado beso de labios y lengua, la mama-sacerdote junto las puntas de los dos sexos, uno muy grande y el otro medianito, ambos con líquido preseminal en sus puntas, hizo probar a uno el líquido del otro, y ella probó los dos. Luego mientras se besaban de nuevo apasionadamente los froto los sexos, uno contra el otro, aunque deteniéndose a tiempo de que no se corrieran. Comieron y bebieron, y después pasaron al salón para el baile, bailaron apretados los enamorados, la mama también abrazada a ellos, los excitaba aun más si cabe con sus caricias. El papa-novio completamente vestido, el chico-novia casi completamente desnudo. No tardaron mucho en irse los tres al lecho nupcial, y la consumación del matrimonio se dispuso de la siguiente manera. La mama-sacerdote-testigo se coloco desnuda boca arriba, El hijo-novia encima con su erecto clítoris-pene dentro del cálido coño maternal. La mama abrió el coñito masculino de la novia y lo lubrico con sus flujos vaginales, y el papa-novio introdujo poco a poco su hermoso pene en el estrecho y palpitante agujerito. Hacia tan solo trece años, el pene del papa estaba en el coñito de la mama, y ahora el ser que entonces formaron, estaba justo entremedias, el culito y pene del guapo hijito que hicieron entonces, establecía la conexión entre los sexos ardientes de sus padres. Follaron y follaron, durante toda la noche a la luz de la luna, por la mañana cundo salió el sol los tres dormían plácidamente sobre las sabanas chorreantes de flujos amorosos. A la semana siguiente los tres saldrán para un viaje de luna de miel al Caribe. Allí vivirán momentos felices, y el chico será entregado a otros hombres y mujeres para el disfrute de todos. Por su parte tanto el padre como la madre también vivirán experiencias eróticas, con todo tipo de hombres y mujeres, jovencitos, jovencitas, viejos y viejas. Como despedida de la luna de miel, el chico será subastado, en una reunión de ricos viejos y perversos. Dime si te ha gustado esta historia, escribeme a alfredo247@hotmail.com, eso me animara a escribir otras. alfre